martes, 25 de octubre de 2016

VENTAS: Profesión donde hay Más Demanda que Oferta.


VENTAS: Profesión donde hay Más Demanda que Oferta.

Nos decimos profesionistas. Y estudiamos 5 años para licenciados, ingenieros, doctores, abogados. Incluso más años en diplomados o en maestrías para actualizarnos en nuestros campos y no perder competitividad.

Aun así, al pasar de los años las empresas ya no contratan profesionistas a los 40 años, y bastantes se desprenden de los que tienen 50 años. Razones habrán muchas. Los que tendrían que explicarlas son los directores generales.
Eso sería tema para otro post.

Lo que quiero comentar es lo siguiente: cuando un contador (ingeniero, licenciado, etc) recién egresado, sale a buscar trabajo, se encuentra con 20, 50, 100,  200 o más competidores por el mismo puesto, ya que en la universidad prácticamente a todos les enseñaron a absorber empleo y no generar empleo.  El feliz contador contratado puede darle servicio a una empresa de 100 o más personas, ya que hay un límite muy pequeño en la capacidad de contratación. SI la empresa crece mucho podrá haber 2, 3, 5 contadores y auxiliares más cuando mucho. Y por ello, siempre en las empresas habrá más oferta que demanda de contadores. Lo mismo aplica para ingenieros, licenciados en administración, recursos humanos, mercadólogos: hay mucha más oferta que demanda.

Sin embargo, hay una profesión que no necesita un título universitario, que puede ser practicada más rápidamente, y para la que siempre habrá más demanda que oferta en las empresas.

Para esa profesión no importa tu edad, puedes tener 60 o más, no hay despidos, no hay políticas internas que te detengan. No se necesita un “padrino” para escalar.

Esa profesión es la de ventas.

Mucha gentes no tienen la competencia de vender porque no están acostumbrada al rechazo. Y creen, equivocadamente, que ser vendedor es algo denigrante. Sin embargo, ¿qué puede ser peor que 1 puesto aceptado por 100, 200 candidatos rechazados?

Una empresa puede requirir sólo a 1 contador, pero no tiene problema en contratar a 100, 200 o más vendedores que trabajan 100% a comisión pura (que es que prefieren los vendedores profesionales). Otra razón para que haya muchísima más demanda que oferta de vendedores.

En la profesión de ventas, bien llevada, el que se pone los límites de ganancia es uno mismo,  es decir, no hay límites. En un puesto de trabajo el sueldo del profesionista está sujeto a la economía, a los jefes, a la competencia de la empresa que trabaja, a mil factores que no dependen de él mismo.

El vendedor profesional depende de sí mismo. Las empresas se pelean por los mejores. Un vendedor profesional puede ganar más que el dueño mismo, ya que los empresarios tienen años de pérdidas y años de ganancias. El vendedor profesional siempre tiene años de ganancia y él gana comisiones sobre ventas brutas de la empresa (antes de gastos, costos e impuestos). El vendedor exitoso pone las reglas a la empresa que lo quiere contratar.

Y si tu destino final es ser querer ser emprendedor, necesitarás la competencia de saber vender más que ninguna otra.

Pero para que eso suceda, un profesionista (ingeniero, contador, licenciado) debe tener el estudio, preparación, práctica de años en ventas (tal y como ocurrió con el “precio” que tuvo que pagar para graduarse en su licenciatura). Y muchos no están dispuestos a pagar el “precio”. Por eso, los vendedores exitosos profesionales son muy escasos.

Haz un esfuerzo por estudiar una maestría después de tu carrera. Podrás poner si gustas en tu tarjeta LCP, LAE, LEM, ING, Vendedor Profesional. Tendrás que reinventarte, aprender competencias de comunicación, inteligencia emocional, liderazgo, negociación, ventas B2B (business to business) y muchos temas que necesitarás dominar al 100%. Pero valdrá la pena, porque tú controlarás tu destino.

Derechos Reservados 2016, Ing. Gerardo Herrero Morales.





martes, 18 de octubre de 2016

Haciendo de lo Ordinario Algo Extraordinario.


Haciendo de lo Ordinario Algo Extraordinario.

El ser humano es más poderoso de lo que cree.

A veces nosotros mismos nos limitamos pensando que no podemos cambiar el mundo. Sentimos que no tenemos los recursos o talentos para hacerlo.

Cuando en realidad podemos cambiar para siempre el destino de las personas que nos rodean.

Una ayuda oportuna, una sonrisa en el momento indicado alteran la vibración de una persona necesitada. Prestar oídos a quien quiere hablar y ser escuchado. Un abrazo a quien está deprimido es la mejor medicina para su alma.

Esa ayuda no necesariamente te cuesta dinero.

La retribución que tendrás será tu avance espiritual.

Ocurrió en Inglaterra a principios de siglo XX, en un orfanatorio. La mortandad de bebés recién nacidos abandonados era muy alta. La señora del aseo, profundamente conmovida, se dio prisa en hacer sus tareas lo más rápido posible. Y empezó a abrazar por 30 segundos a cada niño del cunero.

La mortandad de bebés disminuyó notablemente. Los doctores no sabían la causa, hasta que se dieron cuenta que cuando los bebés escuchaban el sonido de las cubetas de metal, los niños se empezaban a agitar en sus cunas. Y entonces vieron lo que pasaba.

En otra ocasión un padre de familia quería hacer el mejor regalo a sus hijos pero no tenía dinero. Entonces compró un cuaderno de aros y se puso a escribir todos los errores y aciertos que había tenido en su vida. De tal modo que sus hijos pudieran aprender de lo bueno y evitar lo malo. Ese fue el regalo para sus hijos.

Nunca pienses que tu vida es poco valiosa o que no puedes aportar. Piensa mejor que hay cientos de oportunidades para hacer un avance en tu vida y en la de los demás.

Derechos Reservados 2016, Ing. Gerardo Herrero Morales.



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martes, 11 de octubre de 2016

CAPACITACIÓN: Personalidades que Toman un Curso

CAPACITACIÓN: Personalidades que Toman un Curso.

1) Ausentes. Llegan tarde, faltan a alguna sesión. Pueden estar ausentes no sólo física, sino mentalmente, como textear, conversar con el de al lado, soñar despiertos, no retienen lo explicado.

2) Asistentes. Cumplen al 100% el tiempo de un curso o seminario, pero en silencio, son tímidos o pasivos. No emiten opiniones ni preguntas. Al final del curso pueden poner que “les hubiera gustado ver x o y tema”. Sólo que no lo expresaron a tiempo.

3) Participantes. Llegan a tiempo, hacen preguntas claras desde las básicas a las interesantes, mantienen una actitud de aprendizaje y entusiasmo, hacen comentarios enriquecedores.

4) Dominantes. Quieren monopolizar la conversación. Pueden ridiculizar, intimidar a los compañeros. Contestan en voz alta llamadas de su celular, hacen preguntas demasiado elaboradas buscando la confusión. Se auto-adjudican el papel de abogados del diablo. Crean un ambiente pesado, pasan por encima de cualquier regla, quieren ser el centro de la atención. 

Una acción preventiva que puede tomar una empresa es presentar anticipadamente la descripción de las cuatro personalidades a las personas que están por tomar un curso. 

Una acción durante el curso es que haya un representante de recursos humanos presente. 

Una acción correctiva es pedir, por norma, al facilitador que haga un reporte individualizado de cada una de las personas que tomó el curso a recursos humanos. El título de Participante no se debe otorgar a todos de gratis, se debe ganar por méritos propios. 

Una buena manera de mejorar nuestros cursos es avisarle a las personas que lo van a tomar que van a ser evaluados de cómo se desempeñaron. Que se espera de ellos que sean participantes y no ninguna otra de las 3 clasificaciones que no aportan ni a la empresa ni a los compañeros.

Derechos reservados 2016, Ing. Gerardo Herrero Morales



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martes, 4 de octubre de 2016


COMPETITIVIDAD: Critica tu Producto o Servicio sin Piedad.

Tu empresa hace colchones ¿ya dormiste un mes en tus propios colchones?

Tu empresa es un restaurante ¿ya probaste tu propia comida?

Tu empresa es una consultoría ¿ya seguiste tus propios consejos?

Tu empresa fabrica muebles ¿ya te sentaste en tus sillas?

Tu empresa hace pan de caja ¿alimentarías a tus hijos con tu pan?

Tu empresa hace un aparato electrónico ¿fue fácil desempacar, instalar, usarlo?

¿Te hubiera gustado recibir como cliente el servicio que diste como proveedor?

¿Contratarías a un empleado similar a ti mismo?

Si no nos gustaron a nosotros nuestros productos y servicios, ¿por qué tendría que gustarles a nuestros clientes?

Si no te abres a la auto-evaluación, tus competidores y clientes seguro que te evaluarán.

 Así que es mucho más productivo, el adelantarnos nosotros mismos a cualquier objeción o “negrito en el arroz” que puedan tener los productos o servicios que entregamos a nuestros clientes externos. Hay que buscar nuestros propios defectos con lupa exhaustivamente y sin piedad.

Lo anterior aplica también a los clientes internos, al 100%. Ellos nos evalúan cada 6 meses o cada año. Querámoslo o no. Nos guste o no. Tenemos que tener la actitud de no ser autocomplacientes.

La auto-evaluación sincera y completa es el primer paso de la mejora continua. No tengas miedo de hacerla. Es mejor “jalarnos las orejas" nosotros mismos, que alguien de afuera lo haga por nosotros.

Derechos Reservados, Ing. Gerardo Herrero Morales, 2016.




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