martes, 29 de noviembre de 2016

Érase una Casa Grande.



Érase una Casa Grande.

Ella estudió licenciatura en Relaciones Internacionales, por su parte él estudió para odontólogo. Se casaron muy enamorados en 1989.  A él le gusta mucho construir, de hecho también le gustaba la carrera de arquitectura. Lograron conseguir un préstamo bancario y desde esa fecha y con grandes esfuerzos hacen altos pagos mensuales de la hipoteca.

Él tenía el sueño de hacer una casa grande en un fraccionamiento exclusivo de la Ciudad de México y consiguió un terreno con una vista hermosa. La casa tiene cuartos y espacios muy amplios. Actualmente está valuada en $500,000 dólares y está pagada en un 75%, es decir, se ha llevado quizá ahorros equivalentes a más de $350,000 dólares de ambos.

El esposo trabaja prácticamente esclavizado de 6am (por el tráfico de la ciudad) hasta las 8 o 9 pm. Ella trabaja medio tiempo en un despacho de consultores.

El tiempo invertido por el esposo en el trabajo hace que se enajene tremendamente. Cuando llega a su casa sólo piensa en comer algo ligero y ponerse a dormir porque mañana le espera un día idéntico al que acaba de vivir. Hace tiempo que no disfruta de la vida, su carácter se ha agriado. La rutina parece ser el mayor enemigo de la raza humana.

Tienen 3 hijas, la mayor de 16 y la menor de 12. Cuando ella llega a su casa, trata de convivir con sus hijas, pero es poco, porque las muchachitas quieren pasar más tiempo con sus amigas. La mamá parece chofer llevando y trayendo a las hijas.

La mayor parte de la tarde ella se encuentra sola en un gigantesco cascarón vacío, su esposo no está, las hijas tampoco, y se da cuenta que ha sido un grave error el haber querido construir una casa tan grande. La zona tan cara en que viven les es ajena, ya que ambos provienen de clases medias y no conocen ni a los vecinos, sino los enormes portones anónimos de las casas aledañas.

Con el paso del tiempo y el futuro próximo del salir de las hijas, la casa dará un efecto más frío del que ya tiene para cualquiera que la visita: de hecho se siente la falta del calor de hogar.

También han sido víctimas del condicionamiento social, como aquel que dice que mientras más grande es tu casa, tienes una vida más feliz (lo que no te dicen es que te endeudarás y esclavizarás  financieramente por los 20 o 30 años más valiosos de tu vida)

Ella a sus 45 años es guapa aún, y no escapa a las miradas de los hombres, lo cual hace que el esposo la cele aún más. Ella añora la etapa de cortejo y el romance que se ha ido con el tiempo. Tal parece que la casa es una especie de maldición para la familia, ya que él es el esclavo de la casa y ella dependiente de él.

El matrimonio se encuentra ahora en fase terminal. Lo peor es que ambos quieren vender la casa, pero no les pagan lo que vale, ya que es poco comercial por lo elevado del precio en una economía mexicana y mundial que no está en las mejores condiciones. Ambos están atrapados sin salir de su jaula de oro, que les exige mes a mes un fuerte tributo monetario.

No se han dado cuenta de un dicho judío que dice así: “No se ha visto que una casa dé para poner negocios, pero sí negocios que dan para poner una casa”.                     

¿Cómo hubiera actuado una pareja judía? Ellos hubieran rentado una casa o departamento cómodo pero modesto, y los ahorros de ambos hubieran servido para poner negocios primero.  

En el caso de esta pareja, podrían haber trabajado juntos en crear su propia fuente de trabajo, pero no fue así. Estamos hablando que en 18 años de matrimonio acumularon $350,000 dólares que les hubiera alcanzado para poner 35 negocios de $10,000 cada uno, y de varios les hubieran funcionado.

Por supuesto que hay mucha gente que piensa que es mejor sacar un préstamo para ir pagando la casa, que pagar una renta “y tirarla a al caño” si somos los inquilinos. Todo está en el flujo de efectivo. Si la renta es baja, más vale rentar y ahorrar para poner un negocio propio que nos dé independencia económica. Hay que recordar que un buen negocio puede proporcionar de $1, 2, 3, 4,000 dólares o más de flujo de efectivo al mes y con eso podrían sobradamente pagar los pagos de una hipoteca para pagar una casa. Hay autores de libros financieros que hablan mucho de que “tu casa es un pasivo” y la gente no lo entiende, porque en el sistema educativo se enseña que la casa es un activo. Como ellos lo definen, pasivos son egresos que extraen dinero de tu bolsillo, por ejemplo la manutención de una casa, especialmente si ésta es grande. Puede verse también como activo, si la casa generara dinero que nos pudiéramos meter al bolsillo, por ejemplo, si rentáramos la casa a inquilinos.

El sistema educativo tiene la enorme carencia de no enseñar inversiones personales. La inmensa mayoría de profesores están sin idea alguna, por lo que no pueden ser tomados como ejemplos vivos. Casi todas las personas seguimos el caminito errado descrito arriba. Cuando el camino correcto es: 1. Negocio, 2. Re-Inversiones, 3. Casa Propia, 4. Diversiones, viajes o cualquier otro gusto.

Derechos Reservados 2016, Ing, Gerardo Herrero Morales.




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martes, 22 de noviembre de 2016

¿Depresión? Un Par de Sugerencias



¿Depresión? Un Par de Sugerencias.

Todos podemos tener en un momento dado de nuestro día una depresión desde ligera a aguda. Es parte de la vida. Si buscamos razones seguro las encontraremos:

“Si mi hijo no pasa su examen extraordinario de matemáticas va a repetir el año”
“Ganó Donald Trump”
“Las acciones que compré el mes pasado han bajado 5%”.
“La vida es injusta conmigo”.
“He perdido contacto con mis amigos”.
“La competencia sacó un producto novedoso al mercado”.
“Mi hija se casó y la casa se siente más sola”.

Un millonario se puede haber deprimido por haber perdido 5 millones de su fortuna de 100 millones aunque le queden 95. En realidad, siempre vamos a tener motivos para deprimirnos. Nunca va a estar todo perfecto. Es el cuento de nunca acabar

Es cierto, algunas cosas son muy graves y puedes tener toda la razón del mundo en deprimirte. El caso es: no debemos quedarnos paralizados. Al menos si vamos a estarlo, ponernos un tiempo límite para ello. La primera sugerencia es decirnos  a nosotros mismos: “ok, ya tuve mis 15 minutos de depresión del día de hoy, ahora me voy a entregar en cuerpo y alma en mis actividades y ser productivo”. Tienes muchas cosas que puedes compartirle al mundo, incluso sin esperar algo a cambio.

El diálogo mental que tenemos con nosotros mismos debe estar bajo control.  Nuestra mente puede ser nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo. Así que la segunda propuesta concreta es contestar la siguiente pregunta: ¿Qué tengo a mi favor? Haz una lista lo más extensa que puedas. Ponla en tu monitor de la computadora. Escoge una tarjeta de presentación y en la parte blanca escribe lo mejor que tengas de tu lista, llámala tu lista de positivos. Si nos gusta recordar lo malo o las carencias, también haz otra lista, llámala la lista de negativos. Y compara ambas. Lo más probable es que la lista de cosas buenas supere a las malas.

Si en tu diálogo mental interno te enfocas en lo que tienes, miras tu lista de positivos, en lugar de lo que no tienes, hará una gran diferencia. Puede ser que cambies de depresión hasta entusiasmo. Sólo tú puedes motivarte. Mantén tu mente a tu servicio, no en tu perjucio.

Derechos Reservados 2016, Ing. Gerardo Herrero Morales





martes, 15 de noviembre de 2016

Si vas a Contradecir, Hazlo con Asertividad




Si vas a Contradecir, Hazlo con Asertividad

En las empresas en que trabajamos muchas veces escuchamos puntos de vista diferentes. Si sentimos que algo es incorrecto y callamos no seríamos profesionales. Nuestro deber es alzar una  oportuna “bandera amarilla”. Recuerda el dicho: “el que calla, otorga”.

Debemos desarrollar la competencia de contradecir de manera asertiva, sin herir susceptibilidades. Eso hará mantener un sano espíritu de colaboración entre todos.

Aquí compartimos algunos ejemplos de cómo hacerlo:

1.     Ser bien intencionado. Si vamos a contradecir, es porque queremos realmente ayudar al equipo de trabajo a tomar mejores decisiones. No simplemente por querer hacer trastabillar al que está exponiendo.

2.     Cuando vamos a contradecir hay que ser breves y evitar que los reflectores del equipo se enfoquen eternamente con nosotros.

3.     Habrás visto gente que contradice para obtener atención o por envidia, no por tener una mejor propuesta. A este tipo de gente hay que preguntarle: “muy bien, no estás de acuerdo ¿y  tu sugerencia es…?”

4.     Escoge bien las “batallas” que quieras pelear, las que valen la pena. Si queremos estar en desacuerdo en todo, corremos el riesgo de que se nos etiquete como “contreras”.

5.     Nuestro punto de vista tiene que estar sustentado en hechos, datos sólidos. De lo contrario solamente estaríamos metiendo ruido y alargando innecesariamente la junta.

6.     Permitir que la persona que expone haya terminado por completo de dar su explicación. No debemos interrumpirlo.

7.     Nuestro punto de vista tiene que ser procurando que mejore la situación para todos los involucrados, es decir un ganar- ganar.

8.     Hacerlo en el foro, contexto y momento adecuados, con los tomadores de decisiones correctos. De no hacerlo así, sería más una queja inútil que una aportación real.

9.     Preguntarnos si nuestro punto de vista debe por su relevancia ser compartido en público. De otra manera, hacerlo en privado con la persona con la que estamos en desacuerdo.

10.  Hay que tener presente que podemos estar equivocados y que la persona que expuso primero puede tener la razón. Hay que estar abiertos. Se busca encontrar la mejor solución, no un choque de egos.

11.    Utilizar un tono de voz amable y conciliador. Evitar tonos de molestia, ira, o indignación.

12.  Tener empatía al decirlo, por ejemplo en lugar de:

“No estoy de acuerdo contigo (Miguel, Ana, José, etc)”
“Estás mal”
“Disiento en lo que dices”
Lo único que lograríamos es la animadversión de la persona que habla, y más si lo hicimos en público exponiéndolo a críticas mayores.

Hay que decir:
“Mi punto de vista es…”
“Vemos todas las alternativas que podamos generar, con pros y contras, ¿les parece bien?”
“Quizá debamos añadir… (y das simplemente tu opinión)”

Fomenta la asertividad en tu organización, tanto con clientes internos como externos, e inclusive dentro de nuestras familias. A todos nos ha tocado ver gente que contradice de manera no-asertiva. Es una experiencia que debemos evitar si queremos que la creatividad crezca en nuestras organizaciones.

Debemos contradecir de manera asertiva, y dar nosotros el primer buen ejemplo de cómo hacerlo.

Derechos Reservados 2016, Ing. Gerardo Herrero Morales

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martes, 8 de noviembre de 2016

FIJACIÓN DE OBJETIVOS PROFESIONALES: ¿El Peor Error que Podemos Cometer?



FIJACIÓN DE OBJETIVOS PROFESIONALES: ¿El Peor Error que Podemos Cometer?
Mahatma Gandhi consiguió la independencia para la India de la Gran Bretaña usando métodos pacíficos. Cuando alguna vez le preguntaron si estaba satisfecho con su vida declaró que no: sólo se había enfocado en el ámbito de su carrera como abogado y libertador. Sentía que “había fracasado como padre al tener un hijo que acabó su vida en el desenfreno y en el alcohol”. El "Padre de la India" siempre se lamentó de no haber podido ser el padre de familia que hubiera querido ser.
Muchas personas se han vuelto adictas a la fijación de objetivos profesionales y los logran al costo de desconectarse de ellos mismos. Por ejemplo, ejecutivos que hacen crecer el negocio pero han olvidado sus familias. Escritores que buscan escribir un best seller, pero olvidan la pasión de por qué querían escribir. Políticos que empezaron con un sincero deseo de ayudar, y luego se pierden en la búsqueda del poder por el poder. 
Un error muy frecuente que llegamos a cometer es enajenarnos con objetivos cargados normalmente hacia un solo aspecto profesional de nuestras vidas,  perdiendo la salud, amistades, familia, honor, etc en el proceso.
Debido a que la fijación de objetivos se efectúa con el hemisferio izquierdo del cerebro, mucha gente empieza la búsqueda de la felicidad con sólo la mitad de su poder real (como un avión de 2 motores, sólo que utilizamos uno), sin preguntarnos nuestros sentimientos y sueños (hemisferio derecho). Por lo cual debemos de tener complementos a la sola fijación de objetivos, como:
Meditación.
Soñar despierto.
Conectarnos con nuestro espíritu.
Conectarnos con la Naturaleza, y dejar que ésta nos inspire.
Debemos tener objetivos entonces en cada área, no sólo en las profesionales. Y que esa cantidad de objetivos completos, que incluya el área espiritual, familiar, comunidad, salud, trascendencia, económico. Y además deben estar priorizados a fin de saber qué tanto énfasis hacer en cada uno de ellos.
Derechos Reservados 2016, Ing. Gerardo Herrero Morales

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miércoles, 2 de noviembre de 2016

No Permitas la Delegación Superior.

El subordinado llega continuamente con un problema, que el mismo puede resolver, a la oficina de su jefe. El jefe lo resuelve, invirtiendo parte de su tiempo propio y descuidando las actividades de su puesto. El subordinado se acostumbra a que el jefe le resuelva todo, hasta lo más mínimo. El subordinado se hace codependiente del jefe. Ambos, el jefe y el subordinado se atoran en el trabajo.
Esto se puede solucionar si el jefe tiene la regla de: “por cada problema trae 2 soluciones viables de mejora”.
Si el subordinado sólo trae problemas, el jefe lo va a ver como “problemático”. Si el subordinado trae más soluciones, el jefe lo va a ver como “propositivo”, soluciones que en caso de implementarse el subordinado recibirá el 100% del crédito.
Imagina si tuviéramos una cultura de ser propositivos. Si por ejemplo, en la Cámara de Diputados o en el Senado, un partido político que se oponga a una iniciativa, tuviera que proponer al menos un par de propuestas mejores a la situación actual. Oponerse sin proponer nada a cambio sólo denota inmadurez.
De ser más propositivos depende nuestro crecimiento como país.
Si permites que tu pareja, tus hijos, tus socios o tu gente, te traigan nada más problemas, no sólo no los vas a hacer crecer y desarrollarse, sino que al rato tendrás un exceso de trabajo imposible de sacar. No te harías un bien a ti ni le haces un bien ellos.
Una cosa es dar una inducción a un puesto, otra cosa es hacer codependientes a las personas. Necesitamos cada quien hacernos cargo de nuestros propios problemas, para poder crecer en nuestros campos profesionales y personales.
Derechos Reservados 2016, Ing. Gerardo Herrero Morales.
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