martes, 7 de marzo de 2017



10 Ejemplos de Medir Nuestra Propia Toxicidad Hacia las Otras Personas.

“No ande diciendo por ahí que el mundo le debe su sustento. El mundo no le debe nada. El mundo estaba antes”. Mark Twain.

Todos los seres humanos tenemos un cierto nivel de toxicidad. Los hay altamente tóxicos quienes con estar 30 segundos a tu lado te roban toda tu energía vital. Hasta otros quienes muy ocasionalmente llegan a serlo. Reducir nuestro nivel de toxicidad nos hará liberar gran cantidad de energía, y mejorar nuestras relaciones con los demás.

¿Cómo se generan las personas tóxicas? Principalmente por una pésima educación que les dieron sus padres; no les pidieron cooperar en las tareas domésticas. Cuando mayores no les hicieron contribuir con el gasto familiar. No les pidieron ningún tipo de responsabilidad. Antes al contrario, los padres les consintieron todo tipo de caprichos, manipulaciones y berrinches; hasta la misma violencia física. 

¿Cuáles son las características de los tóxicos? Literalmente hay docenas que los hace ser fácilmente distinguibles. Mostraremos 10  ejemplos.

1.-El tóxico es una persona vacía en su interior. Usa tonos de exigencia cuando interactúa con la gente; o tonos de víctima para atraer atención. Es incapaz de pasar tan sólo 24 horas sin querer manipular a las personas y obtener cosas que pide. Busca un auditorio que lo escuche para descargar su tristeza, su neurosis y sus problemas.

2.-El tóxico no siente empatía hacia los demás. Puede ir a 40 kilómetros por hora en el carril de alta velocidad del periférico que es para 80 kilómetros por hora, sin importarle la larga cola de automovilistas desesperados detrás de él.

3.-Para el tóxico, el mundo es injusto con él.  El mundo no le repartió en la baraja de la vida “una buena mano”. Según su criterio, otros tuvieron más “suerte”. Puros ases. No percibe el esfuerzo que pusieron para tener éxito. Un síntoma es que se queja constantemente de su país, de su familia, de su jefe, la empresa, de su pareja, del clima. Jamás va a reconocer su envidia; que el problema es el mismo y no las condiciones externas.

4.-El tóxico extrae energía de los demás como un vampiro. Extrae tu tiempo, tu dinero, tu esfuerzo, tu positivismo. Cuando pasas un rato con él o simplemente hablas por teléfono por 20 minutos, sientes que terminaste agotado.

5.-El tóxico es abusivo. Pudiste haber ido a una reunión en un bar con tus compañeros de preparatoria y haber tomado una limonada. El tóxico en cambio varios whiskeys y pide que la cuenta se reparta en partes iguales.

6.-El tóxico no soporta a la gente de trato sencilla. Si no hay drama el tóxico no es feliz. Las juntas de trabajo se alargan enormemente porque complican todo. No pueden llegar a decisiones rápidas y constructivas. Le gusta la burocracia. La practicidad no está entre sus valores.

7.-El tóxico no se adapta. Ya sea en la empresa en que trabaja o en el país en el que vive. Me ha tocado escuchar a extranjeros radicando en México que se quejan que en su país no se deja propina a los meseros y por lo tanto ellos no deben dejar propina a nuestros meseros mexicanos. Se quejan de por qué tienen que darle propina a los “cerillos” que empacan las bolsas  en los supermercados. Para ellos no aplica aquello de “al país que  fueres haz lo que vieres”. Ellos quieren que el país se adapte a ellos.

8.-El tóxico es más bien flojo. Lo opuesto a una persona proactiva que anda ocupada construyendo su porvenir. El tóxico quiere que sean los demás que hagan el esfuerzo y el llevarse el mérito ajeno.

9.-El tóxico es una “diva”, se siente un “príncipe o una princesa”. Quiere ser el centro de atención de los demás. Que su ego siempre sea acariciado. Se ponen en el papel de jueces de los demás. Son incapaces de aceptar sus errores y prestos a saltar ante cualquier falla ajena.

10.-Son incapaces de poner de su parte, ellos quieren la mejor rebanada del pastel y tener el cuchillo para cortarlo. Si se ponen reglas y van perdiendo, “patean el tablero” y quieren volver a empezar el juego hasta que él lo gane.

Corregir a un tóxico es prácticamente imposible. Son adolescentes eternos. La manera que aprenden es por los golpes de la realidad, o cuando les toca convivir con otro más tóxico que ellos. El mejor remedio para evitar a un tóxico es no reclutándolo como colaborador o compañero de vida. Y si es un pariente que es imposible de evitar, lo mejor es anticipar que es tóxico y ser corteses pero no estar demasiado tiempo a su lado..

Detecta tu propio nivel de toxicidad; pregúntate si hay actitudes y comportamientos en los que “castigas emocionalmente” a los demás. Corrígelos lo más rápido posible. Pide a los demás te den retroalimentación sincera. La vida es corta, hay que hacerla más llevadera.

Derechos reservados 2017, Ing. Gerardo Herrero Morales




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