10 Ejemplos de Medir Nuestra Propia Toxicidad Hacia las
Otras Personas.
“No ande diciendo por
ahí que el mundo le debe su sustento. El mundo no le debe nada. El mundo estaba
antes”. Mark Twain.
Todos los seres humanos tenemos un cierto nivel de toxicidad.
Los hay altamente tóxicos quienes con estar 30 segundos a tu lado te
roban toda tu energía vital. Hasta otros quienes muy ocasionalmente llegan a serlo.
Reducir nuestro nivel de toxicidad nos hará liberar gran cantidad de energía, y
mejorar nuestras relaciones con los demás.
¿Cómo se generan las personas tóxicas? Principalmente por
una pésima educación que les dieron sus padres; no les pidieron cooperar en las
tareas domésticas. Cuando mayores no les hicieron contribuir con el gasto
familiar. No les pidieron ningún tipo de responsabilidad. Antes al contrario,
los padres les consintieron todo tipo de caprichos, manipulaciones y berrinches;
hasta la misma violencia física.
¿Cuáles son las características de los tóxicos? Literalmente
hay docenas que los hace ser fácilmente distinguibles. Mostraremos 10 ejemplos.
1.-El tóxico es una persona vacía en su interior. Usa tonos
de exigencia cuando interactúa con la gente; o tonos de víctima para atraer
atención. Es incapaz de pasar tan sólo 24 horas sin querer manipular a las
personas y obtener cosas que pide. Busca un auditorio que lo escuche para
descargar su tristeza, su neurosis y sus problemas.
2.-El tóxico no siente empatía hacia los demás. Puede ir a
40 kilómetros por hora en el carril de alta velocidad del periférico que es
para 80 kilómetros por hora, sin importarle la larga cola de automovilistas desesperados
detrás de él.
3.-Para el tóxico, el mundo es injusto con él. El mundo no le repartió en la baraja de la
vida “una buena mano”. Según su criterio, otros tuvieron más “suerte”. Puros
ases. No percibe el esfuerzo que pusieron para tener éxito. Un síntoma es que
se queja constantemente de su país, de su familia, de su jefe, la empresa, de
su pareja, del clima. Jamás va a reconocer su envidia; que el problema es el
mismo y no las condiciones externas.
4.-El tóxico extrae energía de los demás como un vampiro.
Extrae tu tiempo, tu dinero, tu esfuerzo, tu positivismo. Cuando pasas un rato
con él o simplemente hablas por teléfono por 20 minutos, sientes que terminaste
agotado.
5.-El tóxico es abusivo. Pudiste haber ido a una reunión en
un bar con tus compañeros de preparatoria y haber tomado una limonada. El
tóxico en cambio varios whiskeys y pide que la cuenta se reparta en
partes iguales.
6.-El tóxico no soporta a la gente de trato sencilla. Si no
hay drama el tóxico no es feliz. Las juntas de trabajo se alargan enormemente
porque complican todo. No pueden llegar a decisiones rápidas y constructivas. Le
gusta la burocracia. La practicidad no está entre sus valores.
7.-El tóxico no se adapta. Ya sea en la empresa en que
trabaja o en el país en el que vive. Me ha tocado escuchar a extranjeros
radicando en México que se quejan que en su país no se deja propina a los
meseros y por lo tanto ellos no deben dejar propina a nuestros meseros
mexicanos. Se quejan de por qué tienen que darle propina a los “cerillos” que
empacan las bolsas en los supermercados.
Para ellos no aplica aquello de “al país que
fueres haz lo que vieres”. Ellos quieren que el país se adapte a ellos.
8.-El tóxico es más bien flojo. Lo opuesto a una persona
proactiva que anda ocupada construyendo su porvenir. El tóxico quiere que sean
los demás que hagan el esfuerzo y el llevarse el mérito ajeno.
9.-El tóxico es una “diva”, se siente un “príncipe o una
princesa”. Quiere ser el centro de atención de los demás. Que su ego siempre
sea acariciado. Se ponen en el papel de jueces de los demás. Son incapaces de
aceptar sus errores y prestos a saltar ante cualquier falla ajena.
10.-Son incapaces de poner de su parte, ellos quieren la
mejor rebanada del pastel y tener el cuchillo para cortarlo. Si se ponen reglas
y van perdiendo, “patean el tablero” y quieren volver a empezar el juego hasta
que él lo gane.
Detecta tu propio nivel de toxicidad; pregúntate si hay
actitudes y comportamientos en los que “castigas emocionalmente” a los demás.
Corrígelos lo más rápido posible. Pide a los demás te den retroalimentación
sincera. La vida es corta, hay que hacerla más llevadera.
Derechos reservados 2017, Ing. Gerardo Herrero Morales
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