Pasaporte a la Mediocridad.
“Lo que no se mide no se puede mejorar” Peter Drucker.
Cuando un atleta que corre los 400 metros planos quiere
mejorar su tiempo tiene que medirlo primero. Si no está continuamente superando
su récord, hace cambios en su estrategia, su alimentación, su rutina de
ejercicios. La evaluación es el medio indispensable para la mejora continua y
es el primer requisito de cualquier sistema de calidad.
De igual manera se miden las ventas, la producción, la
participación de mercado, las entregas a tiempo, etc. Y se grafican en lo que
conocemos como “métricos”. Derivado de esos resultados, se evalúan las estrategias
a seguir para mejorar, siempre mejorar.
Es entonces cuando la medición y la evaluación se convierten
en nuestros mejores aliados y no en nuestros enemigos. No solo en el área de empresas, sino en el
área personal, nuestras finanzas personales, nuestra salud con exámenes médicos
anuales, etc.
Hay que evaluarse lo más frecuentemente posible. En el área
de producción se evalúa diario, y a veces incluso por cada lote o cada muestra
tomada. No debería la empresa esperar a juntar un cúmulo de piezas defectuosas,
sino hacer las correcciones oportunas y cortar costos si es que quiere
sobrevivir. En las áreas administrativas y comerciales debería de evaluarse
cada semana a más tardar, a fin de tomar acciones correctivas.
Esa evaluación semanal contradice en los hechos cuando las
empresas miden el cumplimiento de sus objetivos mensualmente o semestralmente.
Se evalúan formalmente a los ejecutivos una o dos veces al año, lo cual es
demasiado tarde. Las evaluaciones se deben hacer semanalmente, como máximo. Así
mismo es incorrecto que solo el jefe sea el que evalúe al ejecutivo. Las
evaluaciones deberían de ser también de los ejecutivos hacia el jefe. Pero las
empresas tienen miedo que los ejecutivos evalúen al jefe y a la empresa misma.
Lo cual hace que se pierda valiosísimas aportaciones de mejora. ¿Quién nos dice
que el jefe está bien y que el ejecutivo está mal? Hay malos jefes. Nuevamente,
las evaluaciones las vemos como enemigas y no como lo que son, nuestros
aliados, instrumentos necesarios para la mejora continua.
El marido debe evaluar a la esposa y debe darle
retroalimentación de manera asertiva, propositiva. La esposa debe evaluar al
esposo de la misma manera. Cuando se vea los beneficios de haber hecho las
correcciones entonces se puede salvar a un matrimonio y a la familia.
En México, sin embargo, se anula la evaluación a los
maestros de escuelas de gobierno, porque se considera “punitiva”. Eso es un
pasaporte directo a la mediocridad. Sí, las evaluaciones reprobatorias tienen
consecuencias, y deben tenerlas. En el mundo real si un ejecutivo, emprendedor
no hace bien las cosas lo paga con su trabajo, su sueldo o con su empresa. El
mundo está en constante evolución y el que se quede atrás pagará el precio de
no querer mejorar. Los maestros (no todos, por supuesto) si no quieren ser evaluados,
que se dediquen a otra cosa menos a enseñar a nuestros hijos, no queremos mediocres
y gente cobarde enfrente de un aula. No los querría un padre de familia sensato.
Todos queremos gente capacitada y certificada para pasar conocimiento a las
nuevas generaciones.
Si la anulación de la reforma educativa contempla cancelar
las evaluaciones a los maestros, que contemple también la cancelación de las
evaluaciones a los alumnos, los exámenes se cancelan, para que sean congruentes
los maestros hacia los alumnos, que todos pasen. Bienvenidos a la tierra de la
fantasía, al engañarnos a nosotros mismos, al auto-sabotaje. Lo único que se
logrará es mandarle el falso mensaje a los niños que el mundo te perdonará si
eres mediocre.
Es muy ilustrativo ver que nuestros políticos jamás
mandarían a sus propios hijos a estudiar a una escuela de gobierno. No, para ellos
escuelas privadas y con profesores ultra-evaluadísimos, si se puede trilingües y
con actitud de servicio y mejora continua. Ese es el nivel de incongruencia que
muestran los políticos, desde el presidente de la república hasta cualquier
diputado local. Trata de averiguar a qué escuelas mandan los políticos a sus
hijos, y va a ser privada. Nuestros políticos quieren tener contenta a la SNTE
y CNTE, los sindicatos de maestros, pero sacrificando el futuro de toda una
generación de niños mal enseñados.
Lo que está ocurriendo en México es instaurar la mediocridad,
las zonas de confort, en suma, un crimen. No hay empresa privada que quiera
sobrevivir donde no se evalúen todos. Y si no quiere evaluarse, la competencia,
los inversionistas, los clientes sí evaluarán a la empresa. Los financieros
evalúan a los países, los jefes nos evalúan, los jueces evalúan a los atletas
en las olimpíadas, y con el internet es ahora mucho más fácil. Siempre seremos
evaluados, lo queramos o no.
Y ya que no hay modo alguno de zafarse, enfrentemos
entonces las evaluaciones con valentía y viéndola como algo motivador. La
evaluación jamás se quitará en el mundo, y eso es una buena noticia.
Derechos Reservados 2018, Ing. Gerardo Herrero Morales.
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